Marketing cofrade no es mercantilización
¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si al final pierde su alma?
Mc, 8:36
En las últimas semanas, desde la Cumbre de Antequera, las entidades organizadoras de la Semana Santa en las distintas ciudades de Andalucía se están apresurando a presentar soluciones. Casi como un resorte, en todas las ciudades han salido informaciones sobre las diferentes posiblidades ante una Semana Santa que se presenta difícil.
Los datos de la covid y las declaraciones del propio ministro Illa, que nos auguran que «la Navidad no será normal», no animan a preparar con toda la seguridad la Semana Santa. Desde aquí, y personalmente, defiendo una celebración estática en los interiores de los templos. ¿De qué le sirve al cofrade ganar la calle si pierde su alma?
La responsabilidad debe estar por delante. Salir a la calle por salir es desposeer a la Semana Santa del mínimo barniz religioso que pretendemos mantener para convertirla, definitivamente, en una manifestación folclórica más cercana a intereses económicos que religiosos y tradicionales.
Los cofrades no debemos entrar en ese juego. No podemos mercantilizar nuestras manifestaciones de un modo tan burdo. Estamos ante un problema que, más tarde o más temprano, pasará. No es el momento de buscar soluciones a corto plazo. Es el momento de pensar a lo grande: es momento de reflexiones estructurales y no coyunturales.
En lugar de agradecer el tiempo de reflexión que se nos presenta, vemos cómo en Andalucía nos apresuramos a lanzar las imágenes a la calle, no vaya a ser que se olviden de nosotros. Pensar en el corto plazo es nocivo. Las hermandades, por supuesto, han de adaptarse a sus tiempos, pero en ningún caso deben dejarse revolcar por la ola de la coyuntura.
Marketing vs mercantilización
Es aquí donde quiero hacer una llamada a la definitiva implantación de técnicas de marketing en las hermandades. Proponer un camino de definitiva subsistencia, más allá de una o dos Semana Santa sin pasos en la calle. El marketing nos hace mirar al largo plazo; la mercantilización sólo al próximo ejercicio económico. He aquí el problema.
La dificultad de diferenciar el marketing y la mercantilización viene de mentes obtusas que no son capaces de pensar en un futuro que vaya más allá de su momento de gloria. A las figuras grandes no les hace falta luchar por estar en los libros porque ni siquiera piensan en sí; piensan en el bien común y general.
El marketing en las cofradías implica un trabajo arduo, de cambio de mentalidad y cambio de estructuras que hagan que las hermandades se adapten al momento, pero no sucumban de forma inconsciente a las modas. Duro trabajo.
La mercantilización es pretender salvar a toda costa los proyectos megalómanos y ególatras insostenibles en situaciones sobrevenidas. La mercantilización es pensar en resultados económicos en lugar de resultados centrados en las personas.
Insisto, y termino, que los cofrades creo que no ganaríamos nada echando los pasos y tronos a la calle porque sí. Porque podremos salvar el mercado, todos los agentes externos quedarán satisfechos… Pero, ¿qué pasaría con nuestra alma?
Coda: Vaya un recuerdo infinito a mi querido Julián Sanz, maestro de la radio, fallecido recientemente. Descansa en paz, amigo.
Amén.