La Semana Santa Netflix

octubre 10, 2020 4 Por fjcristofol

Desde la Agrupación de Cofradías se ha filtrado a Diario Sur un informe de cuatro páginas en el que se presentan propuestas para la Semana Santa de 2021. La filtración, una acción habitual en el desastre comunicativo constante de San Julián, ha permitido que se conozca el plan maestro.

Privatizar la Semana Santa. Ese sería el resumen. Convertir las procesiones en una especie de contenido premium sólo para suscriptores. Aforar casi cuatro kilómetros del centro de Málaga y crear un ‘tronódromo’ para llenarlo de sillas. En el informe, literalmente se habla de plantear la posibilidad «de que la venta de sillas y abonos tenga un precio distinto», bajando lo precios o, en un alarde marketiniano sin precedentes: «Hacer un guiño al usuario que le haga sentirse partícipe de una Semana Santa diferente».

Y si no eres usuario, no me importas. Al más puro estilo Álvarez Cascos, la Agrupación de Cofradías se pasa por el arco del triunfo el «interés general» y pretende paquetizar la Semana Santa con el modelo Pay per view. Y si no es así, en el informe no se encuentra una propuesta que no sea privatizar la Semana Santa.

En el informe no aparece la más mínima mención a los nazarenos. Pero sí se habla de «buscar la homogeneidad» y «limitar en la medida de lo posible la participación de promesas, autoridades y cuerpos honorarios […] y las bandas de cabeza». Salir por salir.

No soy un optimista y creo que no me gustaría serlo. Hablar del capirote como prenda clave para evitar el contagio es una afirmación de perogrullo, tanto mas cuando la propia OMS no recomienda específicamente el uso de mascarillas de tela.

Las iglesias tienen aforo limitado, a botepronto, unas andas de traslado tienen espacio para unas 40 personas. Si salen dos tronos, muchas de las iglesias no tendrían ya aforo para acoger a ninguna otra persona. ¿Se habrá tenido en cuenta?

Al menos, hay espacio a la cordura y según aparece reflejado: «Algunas cofradías han manifestado que se debería diseñar un recorrido libre de sillas de abonados asumiendo la pérdida de subvenciones por parte de la Agrupación de Cofradías».

En cualquier caso, haya sillas o no, ¿cómo se afora el Centro completo? ¿Cómo se limita el derecho a la libre circulación de los ciudadanos? ¿Cómo se controla y afora la presencia de los ciudadanos no convivientes en el espacio público?

La Semana Santa no puede convertirse en un espectáculo privado y cerrado a aquellos que paguen una silla. Si la excusa es «mantener la ilusión», quizá habría pensar en que, como todo mercado, es necesario que se descreme y se vaya a paseo, de una vez por todas, ese mantra irreal de los «80.000 hermanos de cuota». Hay 80.000 cuotas de hermano, que no es lo mismo; aquí, quien más quien menos, paga dos, tres o cuatro cuotas de hermandades.

Si la próxima Semana Santa implica procesiones privada en un circuito cerrado y sólo disponible previo pago, será un circo o «una cabalgata», como comentó Paco Vélez, y para disfrazarse hay otros tiempo.

Luego vendrán desde San Julián a matar al mensajero, pero el informe existe, está y se ha filtrado interesadamente desde dentro. Hay que tener pocas luces para lanzar un globo sonda con visos de documento oficial. Luego, como siempre, la culpa será «de los periodistas que malinterpretan». ¿Saben cómo no se malinterpretan las informaciones? Exacto, con profesionalidad y transparencia informativa. Si el año que viene nos toca vivir una Semana Santa Netflix, mejor quedarse en casa.