El anonimato

diciembre 10, 2019 0 Por fjcristofol

Es un clásico desde hace más de una década escudarse en el anonimato en las redes sociales. Este puente, un reputado prócer de la comunicación malacitana, reprendía a un usuario, identificado con nombre y apellidos, con su foto -aunque con filtro instragramero- ante una inquisitiva afirmación sobre el malagueñismo. El prebostito le decía a un reconocible Miguel Díaz, un tipo que hasta ha salido en tele, que no se escondiera tras el anonimato. El arma arrojadiza ante la falta de argumentos en redes sociales. No sé quién eres y eso te hace anónimo. No, querido, el anonimato es otra cosa. Esa es una excusa que no vale para todo, que no tiene validez si es un argumento cn el que tratar de invalidar al contrario. No todo el mundo tiene la suerte de ser reconocido y reconocible por su carrera en la comunicación.

Por otro lado, y esta es de esas cosas que me sacan de mis casillas, están los verdaderos perfiles anónimos. Aquellos que, para salvaguardar la identidad de sabe Dios quién, se presentan como salvadores del patrimonio o las tradiciones a cambio de atacar de forma verbalmente violenta a todo aquel que discrepe en alguno de sus preceptos. Son esos perfiles que son gestionados por equipos de personas que no tienen el coraje de defender de forma abierta sus ideas y sus opiniones. En alguna ocasión he cruzado algún mensaje privado con ellos y han terminado apelando a la excusa de que no podrían hacerlo por intereses profesionales. En ese caso, todo queda invalidado. Un personaje creado que trata de influir sobre las opiniones de terceros es, en definitiva, un instrumento de propaganda abyecto y atrabiliario. Es en ese punto, en el del uso del escudo del anonimato de forma deliberada y manipuladora, en el que realmente este no tiene justificación.

Es, por tanto, el anonimato una figura innecesaria en el mundo digital. Como apuntaba Aristóteles, el hombre es un ser social por naturaleza. Las redes sociales ayudan a entrar en contacto, a formar parte de grupos y encontrar a personas y usuarios con los que confrontar y congeniar. Todo lo que sea falso, como en la vida misma, será innecesario y reprochable. El anonimato, como en cualquier otro ámbito, si se utiliza de forma chusca e interesada, es basura. Por otro lado, existen otros anónimos, anónimos necesarios, que dedican su presencia a divulgar la historia, la filología o creatividad, sin entrar en confrontaciones. Divulgar conocimiento es, en general, positivo.

Publicado en vivamalaga.net